Fuente: Colegio de Mediadores de Seguros de Barcelona.
Saber trabajar en equipo es un must en las empresas. La capacidad de trabajo en equipo es incluida entre los requisitos de los departamentos de recursos humanos y de las empresas de selección. Dentro de las teorías de gestión organizacional se entiende la empresa como un sistema en el que todo tiene que funcionar en función de las tareas y misiones de cada departamento e integrante del mismo.
La consultora Deloitte destacó en su informe Tendencias de capital humano 2019 que el desempeño organizacional es un deporte en equipo y no tanto de jerarquías. Es un cambio de liderazgo transformador facilitado por las nuevas tecnologías y las nuevas prácticas en los modelos de trabajo.
Sin embargo, es muy importante que todos conozcan su cometido para evitar embudos, roces o ineficiencias. Si en el momento de la selección, el departamento de recursos humanos no selecciona personas con las habilidades y la formación adecuadas, los procesos productivos no conseguirán ser eficientes. Por otro lado, si los técnicos no evalúan los riesgos de forma adecuada, las consecuencias pueden resultar muy contraproducentes para la compañía.
Pueden surgir problemas e, incluso, relaciones críticas. Por eso es importante tener bien definido el diseño de los procesos internos dentro de la compañía para que haya una buena coordinación interdepartamental y con ello el trabajo pueda fluir para lograr los objetivos.
Definición de tareas
La primera parte del trabajo en equipo empieza en que cada miembro conozca bien su cometido, lo acometa en tiempo y forma y tenga claros los plazos de entrega. “El trabajo en equipo consiste en confiar en que los demás harán su parte sin que tengas que vigilarlos todo el tiempo” manifestó en su día Steve Jobs, fundador de Apple.
Calendario de objetivos
Es importante que toda la organización conozca el calendario de objetivos. En función de éste hay que tener en cuenta cada perfil y, si hay coordinadores, sabrán quiénes se mantienen al día y quiénes resultan más resolutivos ante la presión del deadline. El coordinador conoce las tareas en curso, los plazos y los flujos de trabajo.
Si por el tamaño de la compañía no se puede contar con esa figura es clave que los miembros del equipo sepan gestionar su tiempo y sus responsabilidades.
Tener la capacidad de aportar
Pero conocer el propio trabajo no exime de aportar creatividad. En este caso, publicaciones como Harvard Deusto Business & Technology ponen de manifiesto el rol de la empresa para formar, inspirar y motivar a un equipo de profesionales y que trabajen juntos ilusionados, motivados y comprometidos. Tener la capacidad de aportar al propio trabajo es parte de esa motivación. El resultado suele ser una mayor productividad y un mejor rendimiento en la organización.
El rol del líder
Aunque la jerarquía se diluye en el sistema organizativo que prima hoy en día llevando a organizaciones más transversales hay un rol, el de quien tiene que tomar una decisión –suele ser el manager, el líder- que tiene que mediar en las situaciones de tensión. Estas son inevitables. Aparecen siempre aunque la intensidad depende del buen clima organizacional. A veces el problema es únicamente que algún miembro o departamento piensa que le están pisando el terreno o no está realizando una tarea por considerar que no es de su competencia.
La mayor parte del tiempo el líder interviene como guía permitiendo al equipo desarrollar sus cometidos con la capacidad de tomar decisiones.
Reuniones regulares y productivas
En un equipo es importante realizar reuniones regulares. Refuerzan el sentido de pertenencia y cohesionan; sin embargo, deben entrar en la agenda de trabajo de forma dosificada.
Tienen que ser productivas, con un tiempo limitado, con objetivos claros y en ellas hay que tener la libertad, y estar dispuestos, a escuchar puntos de vista divergentes.
Comunicación, transparencia y asertividad
Un equipo de trabajo, además de las reuniones, necesita mantener una comunicación fluida. Es crucial saber adaptar el mensaje y el tono a cada interlocutor, al tipo de equipo e incluso a la idiosincrasia particular del entorno en el que se sitúa o interacciona la empresa.
La transparencia se basa en este caso en ser sensibles a situaciones que pueden afectar al devenir del equipo. Por ejemplo, los cambios personales o de salud pueden requerir un esfuerzo, por solidaridad, de los miembros del equipo para cumplir con los plazos. Si el equipo es consciente podrá adaptarse.
La asertividad, la capacidad de expresar opiniones o hacer cualquier planteamiento de una manera constructiva y que no resulte agresiva hacia los demás o afecte a sus derechos es cada vez más valorada. Es una habilidad que ayuda a encontrar soluciones cuando es preciso.
Reconocimiento
Hay que valorar, reconocer y potenciar el trabajo en equipo. La motivación para la continuidad y el éxito empieza en este peldaño. Unas sencillas y sinceras palabras de agradecimiento y reconocimiento bastarán.